jueves, 18 de noviembre de 2010


Acabo de estar en La Habana, Cuba. Me encontré con la linda sorpresa de que El Capitolio está en obras de restauración (aquì les pongo la foto) y, aunque esta entrada no sea de mi trabajo, creo que es importante reconocer los trabajos de restauración que se hacen en otros países porque creo que el rescate del patrimonio (y vaya que Cuba lo tiene) es parte del rescate de un todo, de una sociedad también. Me emociona ver que se llevan a cabo esfuerzos de este tipo y al mismo tiempo es triste ver que muchas veces pasan desapercibidos.
Como restauradora, sé que somos como el "soldado anónimo", pero está bien. En Cuba ví que había muchos inmuebles en restauración y no pude dejar de pensar en la gratificación que sentí en Puebla con los proyectos de restauración integral como lo fueron Alfeñique o Zacatlàn.

Restauración de la Corona de los Gremios


“La Coronación de la Santísima Virgen del Tepeyac, será el acto más solemne de su piedad y el más grandioso suceso en sus anales religiosos. La plegaria que la nación mexicana elevará a la Virgen Santísima al coronarla, será el suspiro inmenso de su ternura, que después de repercutir en los cristales de sus lagos y en las crestas de sus montañas se irá difundiendo sobre las olas de ambos mares; el himno interminable de su amor, que resonando de corazón en corazón sobre las generaciones futuras, llegará hasta los lindes de la eternidad”

El pasado 6 de octubre, en el marco del Congreso Guadalupano, que el Venerable Cabildo Colegial de Guadalupe preside, se realizó el cambio de corona al Sagrado Original.

El 8 de febrero de 1887, se promulgó el Breve Pontificio “Relatum est Nobis”, en el cual el Papa León XIII concedió la facultad de imponer corona de oro a la Imagen Guadalupana a petición de los arzobispos y obispos de México.

Años después, Don Próspero María Alarcón y Sánchez, Arzobispo de México, llevó a cabo la Coronación Pontificia de la Imagen de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre de 1895. La corona colocada en aquel momento, se utiliza sólo en ocasiones especiales y es resguardada en el Museo de la Basílica de Guadalupe. Actualmente se exhibe al público en la muestra Madre de la Patria. La Imagen Guadalupana en la historia mexicana.

La corona está realizada en plata con incrustaciones de piedras semi preciosas y adornada con flores de latón. Es la Corona de los Gremios y está fechada el 1 de diciembre de 1958. En la parte inferior tiene un escudo para cada uno de los estados de la República y el remate ornamental lo constituye una cruz con dos ángeles rodeados por rosas. La pieza, que usualmente preside el Altar Mayor de la Basílica, fue retirada el pasado 15 de septiembre para su restauración.

La restauración es la intervención directa sobre los objetos, cuando los medios preventivos han sido nulos o no han sido suficientes. Restaurar es recuperar, a través de diferentes procesos y acciones, la obra de arte, en este caso la corona, con el fin de conservarla para su estudio, disfrute y transmisión a futuro. El objetivo de la restauración es regresar la obra lo más cercano a su estado original, al momento de su creación.

El estado de conservación de la corona no era el óptimo: presentaba una cantidad importante de polvo superficial, faltantes en la decoración, abrasiones, oxidación, suciedad depositada e incrustada en la superficie y movimiento de piezas. Además de todo esto, encontré que en alguna época le fue aplicado un material que cubría la superficie total de la corona que al paso del tiempo adquirió un tono amarillento, afectando así, la lectura de la pieza, es decir, opacando el brillo de la plata y de las decoraciones de latón.

Después de retirar el polvo superficial, realicé una extensiva y minuciosa limpieza química con solventes para retirar la capa amarillenta que cubría la plata y restaurar el brillo original de la pieza. En algunas zonas hice, con bisturí, una limpieza localizada para retirar los depósitos endurecidos y negros que cubrían parcialmente la superficie. También fijé las piezas que presentaban movimiento, pues éste contribuye al deterioro del metal. Finalmente, se aplicó una capa de laca, misma que hace la función de un barniz para proteger la corona. El proceso total de restauración duró dos semanas.

Hoy la pieza sigue coronando la Imagen y para mì, que la veo todos los días cuando paso al checador, es un recordatorio de lo importante que es para mì mi trabajo.