Restauración de vestigios industriales
Los vestigios industriales, ubicados en el antiguo taller de reparaciones, es un sistema de poleas y motores. En este lugar se hacían arreglos en piezas chicas. Contiguo a este espacio se encuentra la fragua. Las dos áreas se conectan por medio de un tubo que une el brasero de la fragua a un ventilador conectado al sistema de poleas.
Debido al abandono y deterioro, las piezas (poleas, chumaceras, palancas, motores, tubos y bandas) presentaban: depósitos de grasa en superficie, escurrimientos, polvo, oxidación y faltantes.
Las poleas tienen en bajo relieve el diámetro de cada una y el origen: Suecia. Son estos detalles los que siempre son lindos de encontrar.
Las poleas tienen en bajo relieve el diámetro de cada una y el origen: Suecia. Son estos detalles los que siempre son lindos de encontrar.
Empezamos con la limpieza en seco para quitar el polvo. El polvo tiene cristalitos que abrasionan y dejan pequeñas marcas en la superficie de las piezas.
Ya que quitamos el polvo, empezamos con la eliminación de materiales de corrosión, usando lija (previamente abrasionada para evitar dejar marcas en el núcleo metálico) con agua, retirando los residuos con estopa. Es importante aclarar que el nivel de limpieza que determiné fue no incluía el retiro de pátina.
El tema de la pátina sigue siendo polémico entre restauradores. Algunos opinan que se tiene que retirar por completo porque es, finalmente, una capa que recubre la pieza. Pero otros opinamos que es parte de la vida de la obra y que no se debe retirar. Además la limpieza no tiene como objetivo dejar la pieza con un aspecto de "nuevo", sino respetar la antigüedad e historicidad de la obra.
Seguimos con la eliminación de contaminantes. Debido al uso, los vestigios tenían contaminantes depositados en la superficie. Usamos un producto biodegradable (me encantó la idea, porque estoy a favor de cuidar el medio ambiente) llamado Tulxa (las estopas utilizadas se guardaron en contenedores especiales para no contaminar).
Dimos difrentes tratamientos. El ventilador, que me parece una pieza muy bonita, aparentemente era de color negro, pues estaba cubierto por humo y residuos industriales. Empezando la limpieza química, nos dimos cuenta que su color era azul. Las fotos lo dicen todo. La lectura del ventilador cambió por completo después de la limpieza y la reintegración cromática., realizada con colores al barniz.
A las bandas de cuero que contectan las poleas (que se encontraban cuarteadas por la rigidez, producto del desuso), les dimos tratamiento con jabón de calabaza, que restituye la flexibilidad. Dos bandas se encontraban rotas. Realicé una costura de refuerzo con hilo de zapatero injertando un pedazo de piel por el revés. El sistema de unión que tienen en impresionante: sencillo pero altamente resistente, imaginando todo lo que trabajaban en su época y la resistencia que tuvieron.
Chumaceras. Después de la limpieza, las lijamos para retirar el Primer antiguo y las reintegramos con esmalte para metal color negro mate, ya que en su época tenían ese aspecto. La reintegración resaltó estas piezas del resto del sistema de tubos y poleas, restituyendo la lectura integral del mismo. Finalmente aplicamos barniz epóxico mate a poleas, motor, ventilador y tubería.
Gracias Natalia, enhorabuena por el trabajo realizado y por lo bien que lo cuentas.
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