Gela es la restauradora con la que más tiempo he trabajado. Empecé a trabajar para ella en el 2007 en mi primer proyecto como residente. Fue el de los cielos rasos para la reapertura del Museo José Luis Bello y González. Fue un proyecto increíble y no sólo encontré una gran compañera de trabajo sino una gran amiga.
Después colaboramos en lo que fue nuestro primer proyecto de restauración integral de inmuebles, en Zacatlán de las Manzanas (la intervención del ex convento franciscano), en el Hotel Dreams de Puerto Vallarta (restauración de mural de Manuel Lepe), en Alfeñique (que es en parte nuestro tesoro), en la ex fábrica textil La Constancia Mexicana (del lado de la buena intervención, no con AyPP), en la remodelación del Camino Real de Puebla (hoy Quinta Real) y ahora en el inmueble de la Fundación Jenkins (antes Edificio de la Ciudad de México/Fábricas de Francia).
Catalogadas en Puebla como el "dúo dinámico" creo que conformamos un pequeño gran equipo de trabajo no sólo porque somos la combinación de dos escuelas diferentes, sino porque mezclamos nuestra experiencia, cuidando siempre la calidad de la intervención y sobre todo porque nos apasiona de manera desproporcionada nuestro trabajo. Entre mi carácter fuerte e impulsivo y su enorme capacidad para las relaciones públicas hemos logrado mucho juntas.
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Consolidación de cenefa del S.XVI en Zacatlán de las Manzanas |
Aquí la entrevista...
1. ¿Por qué estudiaste restauración?
Tengo una tía
que es restauradora. Mi abuela tenía una colección de platos de porcelana de
distintos lugares del mundo. Con el temblor del '85, en el DF, se cayeron y
rompieron dos hasta quedar en muchos fragmentos. Como eran recuerdo de algunos
de sus viajes, los guardó aún en pedazos. Unos meses después, mientras la
visitaba, observé que los platos habían regresado a su lugar y estaban en
perfectas condiciones. Cuando cuestioné a mi abuela el por qué, me dijo que mi
tía los había “restaurado”, cosa que me maravilló, yo no identificaba ni
siquiera las fracturas o cambio de color. Me comentó que tenía un taller, que
si quería saber más me podría llevar a visitarlo. Cuando llegué, mi tía y su
socio estaban restaurando un vestido y unos abanicos del S.XVIII. Algunas
piezas de porcelana, un bargueño y unos cuadros. Me explicaron cada proceso que
realizaron y estuve viendo durante todo el día lo que hacían. El ejercicio que
conocí me entusiasmó mucho porque no solo se trataba de un oficio, si no podía
explotar otras de mis grandes pasiones que eran la química y la historia. Ese
día me marco para siempre. Tuve un “crush” inmediato por la restauración el
cual, con el tiempo, se convirtió en un amor para toda la vida. Unos cuantos
años después me invitó a pasar un día “dorando” un retablo para que conociera
la dificultad del proceso y entendiera lo compleja que es la disciplina del
restaurador, que no todo es el glamour del taller. Diez horas continuas de
trabajo y 2 hojas de oro arruinadas después, renové mis votos con la
restauración. Desde la primaria tengo claro que quería ser restauradora y nunca
abandoné el propósito. A la fecha nunca he trabajado en otra cosa, ni he
desempeñado ninguna actividad que difiera de la disciplina.
2.
¿Saliendo
de la carrera cómo veías tu futuro profesional?
Me visualizaba
con mi propio taller trabajando obra particular y llevando proyectos para
museos de manera independiente. No me gustaba la idea de institucionalizarme
sin embargo, mi primer trabajo me lo ofrecieron en la ENCRyM (mi alma mater) y aprendí muchísimo y me
cambió totalmente la perspectiva laboral.
3.
Te
especializaste en textiles ¿Cuál es el textil más complicado que has
restaurado?
En 2004, el
Museo de Historia Mexicana en Monterrey N.L adquirió una colección de 30
vestidos del S.XIX, los cuales pertenecieron a la misma persona. Eran vestidos
desde su adolescencia, vestidos de viaje, de uso diario, de fiesta y hasta los
vestidos que tenía cuando quedó viuda. Algunos confeccionados por modistas
locales y algunos adquiridos en Francia e Inglaterra. Básicamente eran de seda
y algodón. La complejidad de la restauración de una pieza de indumentaria como
lo es un vestido, que está compuesta por muchas partes, muchos materiales y aplicaciones
se incrementa ante el deterioro de las telas de soporte. Hay que desprender
cada parte (mangas, faldón, pecheras, cuellos, etc.) para intervenirlos de
manera separada y luego volver a unirlos. Si un solo vestido representa una
gran cantidad de trabajo, imagínense 30, los cuales debieron intervenirse en
tiempo record (6 meses) y apoyar el proceso de montaje para la exposición.
Las telas de
algodón presentaban buen estado de conservación, sin embargo, las sedas estaban
muy frágiles y requerían tratamientos especiales dada su fragilidad. Había
elementos en los que la seda estaba totalmente despolimerizada y fue necesario
sustituirlas. La suma de los factores mencionados implicó un gran reto tanto
técnica como operativamente.
4.
¿Cómo
fue tu primer acercamiento a la restauración de inmuebles/proyectos integrales
de restauración? ¿Cambió tu visión de la restauración? ¿En qué?
Aunque había
tenido participación en proyectos integrales de restauración de inmuebles desde
la formación en la carrera, fue hasta 2007 que tuve la oportunidad de dirigir
la reapertura del Museo José Luis Bello y González. Definitivamente el reto más
significativo es tener control de todas las actividades, su calidad, que se
respeten los criterios éticos de la restauración pero a su vez cumplan con la
funcionalidad requerida. Llevar la ruta crítica adecuada para que las
actividades de cada área no se empaten y ajustarla a los cambios diarios de
acuerdo a los tiempos de entrega o las vicisitudes presentadas. También, por
supuesto, el trabajar con áreas no especializadas en la restauración y mantener
en control sus procesos es, en muchas ocasiones, bastante complejo, ya que a
criterio de ellos, ranurar un muro o pintar sobre aplanados originales con
pintura vinílica no es atentar contra el patrimonio.
No cambió mi
visión sobre la restauración pero si comprendí de manera más clara a entender
las problemáticas de manera más integral, es de decir, no sólo limitarte a la
obra sino entender su universo adyacente y cómo afecta sobre ésta.
5.
¿De
los proyectos en los cuales hemos colaborado juntas, cuál has disfrutado más y
por qué?
Disfruté mucho
el proyecto en el Hotel Dreams de Puerto Vallarta en donde restauramos un mural
de Manuel Lepe porque la obra es muy bonita, los resultados fueron
espectaculares y el entorno paradisiaco. Sin embargo el proyecto que recuerdo
con más cariño y que nos vinculó de manera definitiva de forma personal y
profesional fue la restauración en el Templo del Conjunto Conventual
Franciscano en Zacatlán de las Manzanas, sin duda marcó un hito en nuestra
incursión en proyectos integrales.
6.
¿Cómo
es el proceso de gestión de proyectos?
Si entendemos
que la gestión son todas aquellas acciones o trámites que se llevan a cabo para
conseguir o resolver una cosa, el proceso de gestión de los proyectos
culturales inicia desde la elaboración del propio proyecto.
De inicio,
alguien manifiesta la necesidad de solucionar una problemática en algún bien
tangible de carácter patrimonial y se establece el vínculo para la creación del
proyecto entre cliente y profesionista. Se elabora el documento y debe darse
inicio a los trámites entre las dependencias involucradas o licencias que
acompañan al mismo. Hay que reunirse con supervisores, ejecutores involucrados,
autoridades, etc. para lograr la ministración de los recursos o en su defecto
participar en la licitación correspondiente para la adjudicación de una obra.
Todos estos
procesos pueden llevar meses de trabajo y mucho compromiso sin perder en
cuenta, que de fondo, lo importante es generar el rescate de nuestro
patrimonio.
7.
En
este blog se mencionó la destrucción del patrimonio en La Constancia Mexicana ¿podrías
comentar que opinas de lo que pasó y ha estado sucediendo en la ex fábrica
textil?
Bueno, el caso
de La Constancia es muy triste desde el punto de vista que lo veas,
fundamentalmente por la gran destrucción de patrimonio que representaron las
actividades en la tercera etapa de intervención (etapa que no ejecutamos nosotras, sino AyPP)
Hagamos un poco
de historia, durante la primera y segunda etapa se intervinieron el caserío
principal, sus jardines y patios así como la zona de bodegas. En todos los
sitios intervenidos se buscó rescatar el partido arquitectónico original y se
respetó el aspecto primigenio o cuando menos los elementos más antiguos que se
encontraron, por ejemplo, en una zona del caserío se evidenció un sistema de
hidráulico que data de la época del molino, o se restauraron las letrinas y
lavaderos que empleaban los trabajadores y sus familias, se rescataron pintura
mural y maquinaria respetando todos los criterios éticos de la restauración y
empleando los materiales y herramientas más adecuados. Tanto el caserío como la
zona de bodegas son parte fundamental de la historia de la fábrica al igual que
cada uno del resto de los espacios. Por eso la importancia del respeto a cada
uno así como los elementos que lo distinguen.
Cuando se
proyectó la tercera etapa, se planteó la intervención del caserío alto y el
edificio administrativo. El último en particular, tiene, bueno tenía, los
espacios más profusamente decorados de la ex fábrica. La importancia del
espacio no sólo radicaba en las actividades administrativas y habitacionales
del sitio, sino era el edificio que contenía mayor cantidad de pintura mural y
pisos de pasta con los tapetes más bellos. Todos, ahora destruidos por la falta
de conocimiento y ética de los involucrados en el proceso. Sin ningún criterio
o interés por rescate o conservación de ese bello patrimonio, se retiraron los
aplanados que servían de soporte a la pintura mural y se destruyeron los pisos
al retirarlos para tratar el entrepiso. Las pocas piezas que quedaron las
emplearon para armar unos tapetes que no tiene ninguna congruencia con los
originales.
En unos cuantos
meses, el edificio que representaba la esencia administrativa y estética de La
Constancia es sólo un cascarón que perdió todo aquello que lo hacía único.
¿Pero a alguien
le importó? No, pasó impune y a nadie le ha preocupado. Ya no hay manera de
recuperar ese patrimonio perdido. Se podrán hacer réplicas o facsímiles pero
nunca será el original, que con una buena intervención de restauración hubiera
permanecido para que los especialistas lo estudiaran y para goce y disfrute de
las generaciones venideras.
8.
Yo
actualmente disfruto más participando en este tipo de proyectos, prefiriendo un
inmueble y el trabajo en obra a un cuadro o una escultura ¿Cuál es tu opinión?
¿Qué prefieres? ¿Por qué?
La verdad yo sigo
disfrutando los dos por igual, me encanta el reto de llevar grupos importantes
de personal y el desarrollo en obra tanto como el trabajo de obras en taller.
No tengo preferencia por ninguno, en obra tengo muchas actividades de
organización, gestión y supervisión pero difícilmente puedo tener contacto
directo con la obra. En el taller puedo realizar el ejercicio técnico y no
perder mi sensibilidad ante los materiales y las herramientas.
9.
¿Por
qué crees que haya tan pocos restauradores que se dedican a este tipo de
proyectos?
(Por que no
quieren lidiar con los arquitectos!!!)
Supongo que de
fondo, pocos quieren salir de la comodidad y libertad de tiempo que te permite
el trabajo en taller o institucional. Cuando te enfrentas a los retos de
insertar las acciones de restauración en la obra, la tarea requiere de asumir
con total responsabilidad y disposición como profesionista cada actividad para
solucionar en tiempo y forma cada proceso; y de facto la resolución de
problemas técnicos, de personal, de suministro de materiales, administrativos
por ejemplo, requieren una disciplina y dedicación que se reflejan en un
compromiso que pocos están dispuestos a asumir.
10.
¿Qué
opinas de la restauración de arte en México?
En general
pienso que existen buenos profesionistas en la materia pero somos muy pocos
para la cantidad de patrimonio que hay que atender, por lo que el ejercicio lo
retoman otras disciplinas que mas allá de solucionar redundan en afectación de
las obras intervenidas o la pérdida de total de las mismas.
También creo que
un grave problema de fondo, es el conocimiento de la profesión, poca gente sabe
que es exactamente lo que un restaurador hace y cuando asistir con un
especialista de esta profesión.
Por otro lado,
las instituciones rectoras aún están alejadas del ejercicio de la restauración
de manera particular y no hay posibilidad de controlar las acciones que se
ejercen sobre el patrimonio cultural de México.
11.
Una
de tus hijas quiere ser restauradora ¿la apoyarías para escoger esta carrera?
¿Por qué?
Dejando de lado
el tema de la restauración, de manera personal considero importante permitir a
cualquier individuo, la libertad de ejercer la profesión que elija.
Como madre, por
supuesto pienso apoyar a cada una de mis hijas en sus decisiones de vida. Y de
manera puntual, para mí, la restauración ha representado un ejercicio muy
satisfactorio y en donde siento que realmente estoy realizando una aportación
importante para mi país, por lo cual para mi sería un gran orgullo que alguna
de ellas eligiera la carrera tomando como ejemplo la actividad que ejercí.
12.
¿Cuál
ha sido el reto profesional más grande al que te has enfrentado?
Todos los
proyectos en los que he participado han representado un reto de una forma u
otra, pero definitivamente el proyecto de La Constancia Mexicana representó un
reto técnico muy importante pero también de gestión y administración. Una obra
de esa magnitud, con tantos escenarios y personajes involucrados, aunado al
tema financiero, aspecto en el que nunca me había visto involucrada tan a
profundidad, hizo de esa intervención, sin duda, la más compleja a la que me he
enfrentado al momento.
13.
Si
pudieras escoger una obra que restaurar o un autor ¿Cuál escogerías y por qué?
Me encantaría
poder restaurar cualquier obra de Magritte o Klimt que son dos de mis autores
preferidos. También me gustaría mucho restaurar los gobelinos de la Catedral
Basílica de Puebla que actualmente están en muy mal estado de conservación.
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Intervención del mural de Manuel Lepe |
Gracias, Gela, por la entrevista. Quiero dedicarle esta entrada a Arantxa que no sólo es una maravillosa personita, sino una futura restauradora. Esperando que cuando se convierta en una, tenga mejores oportunidades y pueda rescatar patrimonio artístico en todo el mundo. Con mucho cariño, nena.
So close...