miércoles, 19 de septiembre de 2012

Restauraciones que te hacen restauradora

 

El cierre de un ciclo

 
Puedo decir que terminé la carrera con una excelente preparación. Regresé a México y empecé a trabajar, dudando al principio un poco qué tanto podría hacer como restauradora. Al poco tiempo se me presentó la oportunidad de intervenir los cielos rasos del Museo José Luis Bello y González. Hasta ese punto sólo había restaurado cuadros. Me di cuenta cómo en automático, de manera instintiva estaba en mí la capacidad de proponer hipótesis de restauración y ejecutarlas, como si tuviera dentro el chip de qué hacer y en este caso, de proponer metodologías que había aprendido en Italia y podrían funcionar. Proponer algo nuevo. Tenía en frente de mí algo muy complejo, de dimensiones enormes (no sólo por el tamaño de las telas) y que pocos restauradores han realizado. Y en mí se creó una confianza de poder hacerlo, me “moví” siempre en pro de lo que fuera a ser mejor para estas telas que se merecían una correcta y justa restauración (ahí viene el sentimiento de obligación ante algo que simplemente se mantuvo abandonado años). El resultado fue muy bueno y personal y profesionalmente satisfactorio. Se creó una mancuerna laboral y de amistad inquebrantable con la que fue mi jefa en ese momento (y después en la constructora) y me di cuenta de que podía hacer cosas más grandes y que estaba haciendo lo que nací para hacer: restaurar en todos los sentidos de la palabra. Soy una persona llena de defectos, pero cuando estoy de frente a una obra de arte, mi parte segura surge y soy alguien totalmente diferente. Ahí radica la diferencia. Ese espacio se llena de pasión y experiencia.
Puedo decir, tranquilamente, que antes de trabajar para la constructora en la que estuve los últimos años, mi desarrollo fue el justo. Así como un 5 del 0 al 10. Hoy termino con un 10.
El primer proyecto en el que participé fue el de Zacatlán. En la carrera nunca pensé que algún día iba a estar de frente a un muro, congelándome de frío, en un templo franciscano, con un bisturí en la mano escuchando música y que de repente, liberando pintura, me iba a encontrar con unas patitas que iban a terminar siendo jaguares del S.XVI y que finalmente iban a completar una escena de 7m con ríos, sacrificios de venados, personajes y toda una compleja escena iconográficamente hablando. El sentimiento fue indescriptible. Ahí aprendí lo que significaba “restauración integral de un inmueble”. Aprendí lo que es el cuarterón y cómo se restauran y reponen vigas. Aprendí que los albañiles son personas que trabajan de sol a sol, que merecen todo nuestro respeto. Aprendí a trabajar con arquitectos y a entender las estructuras. Mi área de trabajo cambió de ser un taller limpio y cómodo a un enorme ex convento lleno de polvo pero lleno de posibilidades. Aprendí a llevar un grupo de 30 personas teniendo sólo 25 años. Entendí que desde ese momento mi concepto de restauración cambiaría para siempre y que eso era para lo que yo había nacido. Supe que podía ser parte de un equipo que lograría cosas grandes y que todavía los alcances no estaban claros pero que yo quería ser una pieza en eso.
El siguiente proyecto fue Alfeñique. Representó uno de los mayores retos profesionales a los que me he enfrentado. Ya he escrito de esto, pero me sigue sorprendiendo lo magníficamente hermoso que es ese inmueble. Me quita la respiración. Y me llena de recuerdos: recibiendo andamios a las tres de la mañana, trabajando con electricistas, carpinteros, plomeros, arquitectos, coordinando acciones, el “rush” de tener el tiempo encima y aún así terminar un trabajo que afortunadamente fue aplaudido a lo grande. El poder platicar con un taxista y que te diga lo orgulloso que es para la gente en Puebla tener Alfeñique restaurado, no tiene precio ni comparación. Es como un constante recordatorio de todo lo maravilloso que es este mundo de la restauración y que el factor humano cobró, para mí, un nuevo significado.
Siguió Santa Rosa , La Constancia Mexicana y la Biblioteca Miguel de la Madrid…mi espacio se quedó en los siglos XVI-XIX, un único sentido de pertenencia.
Mi ciclo en la constructora terminó. Pero empecé con dos años de experiencia en campo, con millones de dudas y terminé sabiendo lo que puedo lograr como restauradora. Terminó no porque yo quisiera, sino porque hay personas que se dedican a destruir en un lugar en donde los demás nos dedicamos a restaurar y construir. Fuera de esas personas que destruirán toda su vida, yo me quedo con un grupo de gente increíble que siempre va a ser importante en mi vida: un maestro de obra que admiro en la manera de “me quito el sombrero ante usted”, una jefa que controla mi desesperación,  un jefe que me proyecta ese tipo de lealtad que te hace sentir que puedes seguir caminando y que si te tropiezas te vas a levantar y a levantar una y otra vez y la gente cuyas manos hacen posible la restitución de la dignidad a los inmuebles por los que la gente no da un peso. Eso resume, con nudo en la garganta, lo que fue para mí ser parte de esa constructora. Y por eso yo estoy muy orgullosa.
Yo soy la restauradora que soy gracias a eso. Me formé como restauradora en Italia, pero me convertí en una  en Zacatlán descubriendo los jaguares y restaurando la pintura del S.XVI, en Alfeñique interviniendo la enorme cantidad de magníficas molduras, en Santa Rosa, en La Constancia Mexicana restaurando pintura y vestigios industriales, sintiendo cómo mi corazón se rompía al ver que, después de nuestra salida, está siendo destruida y en la Biblioteca, donde a pesar de muchos obstáculos, restauré mis primeros portones de cantera y de madera. Hubo gente que siempre estuvo junto a mí. Gente con quienes el respeto laboral logró resultados maravillosos, dándome cuenta que ese fue el enlace importante, colaboradores que siempre salieron con la frente en alto a pesar de las circunstancias. Al final puedo voltear a ver los inmuebles, dignos, restaurados, completos, fuertes y saber que hice lo correcto.
Así que a pesar de quienes decidieron terminar mi trabajo ahí, yo doy las gracias a quienes fueron mi familia estos años. Ustedes saben quiénes son.

martes, 4 de septiembre de 2012

La destrucción y mala intervención del patriomonio

En el caso de la ex-fábrica textil La Constancia Mexicana, donde actualmente se está dando continuidad a lo que nosotros empezamos, se están llevando a cabo acciones incorrectas, poco respetuosas y poco éticas en cuanto a la intervención, rescate y restauración del patrimonio artístico nacional y de la UNESCO.
" Al año 2012, el catálogo consta de un total de 962 sitios, de los cuales 745 son culturales, 188 naturales y 29 mixtos, distribuidos en 157 países.[2] [3] Italia tiene el mayor número de sitios (47) catalogados como "Patrimonio de la Humanidad", seguido de España, China, Francia y México. La Unesco se refiere a cada sitio Patrimonio de la Humanidad con un número de identificación único, pero las nuevas inscripciones incluyen a menudo los sitios anteriores ahora enumerados como parte de descripciones más grandes. Consecuentemente, el sistema de numeración termina actualmente sobre 1.200, aunque realmente hay menos catalogados." (Wikipedia)
 
 
Este interesante enlace, de la UNESCO, precisamente habla de la ex-fábrica textil La Constancia Mexicana                           http://whc.unesco.org/en/tentativelists/1961/
 
DAÑO IRREVERSIBLE, MATERIAL IRRECUPERABLE

Desafortunadamente el área de "restauración" está integrada, actualmente, por personas que no tienen la preparación ni la capacidad para intervenir ni los conocimientos de restauración necesarios. Los restauradores a simple vista podemos saber qué es un velado y por qué está ahí (para proteger el color). Se está destruyendo información. Se está eliminando color original. Se está actuando con negligencia.
 
"La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se advierte que ésta únicamente menciona, en su artículo 73, fracción XXV, la facultad del Congreso de la Unión para legislar sobre vestigios o restos fósiles y sobre monumentos arqueológicos, artísticos e históricos, cuya conservación sea de interés nacional.
Las obligaciones fundamentales a todos los poderes públicos consisten en la protección, enriquecimiento y transmisión a las generaciones futuras de los bienes que integran el patrimonio cultural.
Las funciones de los poderes públicos, se entienden en dos sentidos: Uno positivo, tendiente a la conservación y enriquecimiento, es decir, una doble labor con la primera acepción estática, que consiste en proteger, restaurar y cuidar los bienes; y otra dinámica (enriquecer) que pretende ampliar el número de bienes protegidos y desplegar las medidas de promoción y difusión del patrimonio cultural. Con ello se aumenta el caudal de bienes del patrimonio, se apoya al particular en su conservación y cuidado, para lo cual se realiza una labor de control e inspección y se adoptan medidas de fomento, sean fiscales, crediticias, etc. Otro negativo, que sanciona penalmente las conductas contrarias al mandato legal, sea por destrucción, deterioro, explotación o exportación ilegal." http://www.monografias.com/trabajos55/ponencia-patrimonio-cultural/ponencia-patrimonio-cultural2.shtml
 
 
Cuando un buen restaurador denuncia daño al patrimonio, como lo hice en el Museo del Carmen, en donde tuve que reportar acciones mal llevadas por parte de mi superior, Daniela Pascual, al director Lic. Alfredo Marín Gutiérrez, corre peligro de perder su trabajo, como me pasó. Fue despido injustificado, por cumplir con mi deber. Porque en México nos reímos de casos como el de Cecilia Giménez y el Ecce Homo pero se encubren o se toleran intervenciones que provocan daño (muchas veces irreversible) y se pierden estos errores porque o no hubo supervisión correcta por parte de instituciones o porque "para qué hacer alboroto" si es "sólo una pinturita". Pero pongamos otro ejemplo: el tan criticado caso de la "restauración" de los Fuertes en Puebla, en donde hubo un proyecto mal ejecutado, permitido y avalado, que produjo un resultado completamente opuesto al que tiene como objetivo mi profesión: los Fuertes fueron sometidos a procesos que retiraron su aspecto antiguo dejándolos como "nuevos". En dos palabras, una "pésima restauración".
 
Cuando entré a la carrera, nos enseñaron a llevar un registro fotográfico de inicio, de los procesos y del final de la restauración, con el fin de poder documentar cada paso. Así lo he hecho desde entonces (aunque aquí en México no siempre "se usa" hacer eso) tanto con obra privada como en proyectos, lo hago siempre. Además de ser un registro de mi trabajo, me permite, como es el caso de la pintura mural de la Constancia Mexicana, poder demostrar la pérdida irrecuperable e irresponsable del patrimonio.

Cabe aclarar que no se trata del hecho de que yo ya no esté interviniendo esa pintura, así pasa a veces y lo que uno espera es que otra persona igual de capaz o mejor, llegue y termine el trabajo empezado. Por qué? porque yo no creo que las obras de arte tengan que ser DAÑO COLATERAL en una situación de conflicto.
 
¿No se supone que los involucrados estamos para proteger el patrimonio artístico?
 
 
Incluso nosotros, los restauradores, tenemos bastantes limitantes. Yo no intervengo, por ejemplo vidrio, cerámica prehispánica o papel porque no tengo los conocimientos. Hacerlo, me podría llevar a deteriorar el material o provocar daño.
 
En el caso de lo que fue mi pintura mural ( y digo "mía" con mucho cariño, porque meses completos a velar el color y proteger cada fragmento de color parcialmente desprendido y rígido que corría peligro de perderse) las personas que están "interviniendo" NO son RESTAURADORES, no han trabajado pintura mural y no saben qué hacer.
 
Este es un espacio en el que puedo opinar, es mío, y no tengo por qué quedarme callada cuando veo lo que está pasando. No es justo y no es profesional ni correcto. La persona que los supervisa es arquitecta y tampoco sabe restaurar. Cada quien se debería dedicar a lo suyo. Los arquitectos construyen, los restauradores rescatamos. Los arquitectos-restauradores tampoco tienen esa información, porque la maestría en restauración es teórica al 100% y en el caso de bienes inmuebles, pues estamos de acuerdo que no tienen nada que ver con bienes muebles, básicamente.
 
 
Aunque vivimos en un mundo en donde el poder triunfa y la justicia no, en donde las cosas que importan se minimizan, en donde las "palancas" pueden más que el profesionalismo y la capacidad, en donde el patrimonio muchas veces es "lo que menos cuenta" porque hay cosas "más importantes" y en donde cada quien ve por sí mismo ("el fin justifica los medios") es desesperanzador enfrentarse a una situación parecida...pero no por eso estamos obligados a quedarnos callados.
 
 
 

La pintura mural

Como expliqué, velé la capa pictórica (con el cuidado y paciencia que caracteriza a un buen restaurador) que se encontraba rígida y con riesgo de caída (y pérdida total) hidratando, a través del papel japonés el color sin hacer presión hasta que éste se encontrara en estado de ser tocado con la brocha sin romperse. Una vez velada la superficie (más de 10m2: las esquinas superiores eran las más afectadas por la humedad y el tiempo) inyecté caseinato con amoniaco para adherir el color y consolidé también el aplanado en zonas delicadas y localizadas.
 
¿Cuál fue la "solución" de la arquitecta y los "restauradores"? Ya que la arquitecta no sabía qué proceso realicé sobre la pintura (el velado es un proceso identificable a simple vista, cuya prueba básica es aplicar agua caliente para verificar el uso de cola animal u otro material y retirar el velado), arrancaron el papel japonés junto con la pintura y con brocha eliminaron toda la capa pictórica que no se veló para quitar lo que "ya no servía". Eliminaron aplanados originales y con ellos la pintura que los cubría (más de 6m2) porque estaban en mal estado, sin tomarse el tiempo de consolidarlos porque "es más rápido" y resanaron reintegrando con pintura a la cal lo que provocó que ésta se "corriera". Claramente esta no es la manera en la que se reintegra la pintura mural. Esta área fue tapeada muchos meses para impedir el acceso a personal que supiera y pudiera reportar lo sucedido. Bloquearon esta área para cubrir la destrucción de patrimonio.



Parte de las áreas grandes que se velaron

Consolidación de aplanado

Fijado de color

Fijado de color, posterior a la inyección, con espátula. El color ya se encontraba flexibilizado

Velado del área que después se mostrará como destruida

Aplicación de papel japonés sobre la capa pictórica

Velado de color que se podría haber rescatado si se hubiera tratado por profesionales

Estado delicado del color previo y durante el velado

Velado, fijado y consolidación de capa pictórica


Hidratación del papel japonés para evitar la rotura de la capa pictórica previo a la aplicación del velado



Después...

Como es evidente se puede ver el aplanado sin color y sin velado
 
Área en donde el color fue DESTRUIDO

El techo del espacio intervenido por mí muestra resane partes importantes en donde existía no sólo capa pictórica, sino que yo velé personalmente. Fue tan fácil para ellos pasar una brocha y eliminar lo existente...

Resane en plafones posterior a la destrucción de capa pictórica original

En cuanto a los aplanados...fueron destruidos y sustituidos por unos nuevos, así como los pisos de pasta originales. Rápidamente se convirtió en un inmueble nuevo sin elementos originales de una manera descarada.








Después de esta publicación fui amenazada por parte de las personas que trabajan para Armando y Paul Prida y posteriormente despedida de manera injustificada (supongo que la razón fue en parte esta publicación). Su mensaje "te estamos pisando los talones, ten cuidado".  De todas formas no voy a dejar de escribir.
 

sábado, 1 de septiembre de 2012

Terminando. Una restauración más.

 

Cantera.

 
Texturizar los resanes no estuvo tan fácil como creía. Para empezar, el uso de la resina de Poliformas 60 x 70, aunque correcto, puede no siempre ser el material ideal. Voy a tratar de explicar bien el punto. En este caso lo fue, pero en algunos resanes (la dureza va a variar dependiendo del uso del catalizador y las condiciones del resane van a variar dependiendo de la zona y el tamaño, aún con estructura de grapas de alambres por dentro) los bordes se desprendían con facilidad. La resina, mezclada con polvo de cantera (como mencioné en entradas previas) dejaban el resane color negro; una vez seco había que texturizar utilizando (básicamente lo que se nos ocurrió que podía ayudar a llegar a la textura correcta) herramientas, esto digamos que "cambiaba" el color negro por un gris (sotto tono) que debía ser patinado posteriormente. Entonces tuvimos resanes con una dureza mayor a la deseable y algunos menor. Me gustaría experimentar con otros materiales y estoy leyendo este libro como apoyo para lo que sería el próximo proyecto en donde hay cantera para siempre(http://www.amazon.com/Conserving-Buildings-Techniques-Materials-Revised/dp/0471509442
 
Los resanes fueron patinados con pigmentos inorgánicos (mezclando el negro, blanco y caffé para "manchar" el color). La pátina fue aplicada con pincel y estopa ÚNICAMENTE sobre el resane, no sobre el original. Aquí vuelvo a hacer énfasis en que es importante entender que nosotros (y por "nosotros" me refiero a los restauradores) debemos modificar la tonalidad de nuestros resanes, no pretender cambiar el original o señalar (como me toca escuchar siempre) que el original "está mal". El original, aparte de existir muuuuuuucho tiempo antes que nosotros NUNCA va a estar mal (ni está mal hecho aunque pueda tener defectos de origen, ni está "chueco" ni desnivelado...está "malito", deteriorado, lastimado, abrasionado y mayormente por nosotros...)

RECUPERACIÓN de formas para restituir la lectura integral:

Detalle de la recuperación de la forma. Resane previo a la pátina y a la limpieza de la zona tratada

Antes de la restauración. Detalle a lo lejos, con la pérdida de la forma

La pátina

La pátina artificial que se aplica sirve para integrar el resane al original. En el caso de la piedra, aún después de una buena limpieza, el color del original tiene variantes según la zona, debido al DETERIORO NATURAL de la cantera, así que la "reintegración cromática" o aplicación de la pátina cambia según la zona que rodea cada resane, por lo cual hay que modificar el tono para que se logre "perder". Esto logra una continuidad, porque un resane mal reintegrado "brinca" a la vista.

Aplicación de pátina con pigmientos inorgánicos
 
Aplicación de pátina con pigmentos inorgánicos. Particular
 
 
Resanes ya patinados que se "pierden" en el original, pero de cerca se siguen notando. Principio básico de DIFERENCIACIÓN

Argamasas.

La pintura quedó lista. Les recuerdo que el color rojo es el tono que se encontró en las calas realizadas tanto en las argamasas del interior como del exterior. El "rojo óxido" es característico de la época y respeta por completo el aspecto original de las molduras.
 

Portones.

A este punto, únicamente falta aplicar una capa final de la mezcla de ceras coloradas (tono roble) para proteger. Este proceso debe repetirse dentro de seis meses y después de un año. La madera seguirá absorbiendo el material de protección aplicado, pero con un correcto mantenimiento podrá mantener el aspecto actual. Lo bueno de este tipo de mantenimiento es que no es complicado, debemos tomar en cuenta el cambio de estación y el uso del inmueble que, siendo dependencia gubernamental, puede "sufrir" retrasos en la aplicación de la cera, pero con un poquito de ganas de hacer las cosas y de insistir para que se provea el material, queda.
 

Guardapolvos de época.

Después de la liberación (se decaparon las capas de pintura a la cal viejas y eliminaron escurrimientos y depósitos con bisturí), la limpieza en seco (con brocha de cerda natural para retirar el polvo), en húmedo (con agua/Canasol al 3%) y el resane (cal con marmolina 1:3) se reintegró con colores al barniz, nutriendo los inumerables faltantes y fondeando, uniendo los puntos obscuros que marcaban la línea de división de colores (tonos rojos hacia el color vino o carmín) pero respetando, en la "imitación" del color, el degrado del mismo y su tonalidad actual, dejando el acabado "antiguo" y no dejándolo "como nuevo". Aunque el área descubierta es pequeña (aprox. 50 x 30cm) es importante rescatar estos vestigios que pueden "brincar" o quedar como un elemento extraño rodeados de muros restaurados y con color nuevo, pero que se quedan porque son parte de la vida del inmueble y de su historicidad. El color del guardapolvos se encontraba en mal estado de conservación y bastante abrasionado.

Liberación mecánica con bisturí
 
Limpieza en húmedo con agua/Canasol
 
Área limpiea. Previo a resane.

 
Resane
 
Reintegración cromática con colores al barniz
 
Particular del inicio de la reintegración cromática

El portón. De pie.

Lo que es restituirle la dignidad a una pieza.
 
El montaje estuvo complicado, pero muy bien logrado. Tips para quienes restauran portones (para el montaje y desmontaje) porque no es taaaaan fácil, sobre todo montarlos después de restaurados:
 
Montaje después de la restauración:
-Embalar perfectamente el portón y las zonas en donde el lazo vaya a estar forrarlo con material acolchonado
-Fijar el lazo con
-Coordinar el movimiento de manera correcta (yo no sé qué hubiera hecho sin el Mtro. de obra...él coordinó a la gente, dando instrucciones y haciéndose cargo de que todo estuviera bien, yo estuve checando el portón, que siempre estuviera bien y seguro)
-Es importante que cuando se levanta el portón la parte que toca con el piso esté suficientemente protegida y que el movimiento sea PAREJO para que no se mueva en exceso la madera
-Mientras se va colocando, un andamio viene acercándose para controlar la parte superior y la colocación correcta...
-Los movimientos (como con todas las piezas de gran formato) deben de ser precisos, rápidos (para que la pieza no "espere" en posiciones que no son naturales) pero amables (nada forzoso ni brusco que pueda provocar un daño).
 
Después del montaje vino la colocación de los chapetones. El color que aplicamos (esmalte para metal. Los chapetones tendrán unos 20 años de antigüedad) es una mezcla de "oro azteca", bronce y naranja para logar un dorado medio que no pareciera "barato". A diferencia del verde militar que tenían al principio (que era pintura vinílica), con el "fondo" color roble de los portones, sobresalen creando estéticamente un balnce bien logrado. Me gustó la combinación. Alternamos las piezas (varían en mm en cuanto a dimesión, pero en forma sí) para que las nuevas (se hicieron 17 por los faltantes) quedaran en la zona media baja (tienen un sistema de colocación que dificulta el robo, que es muy común con lo que se "ve doradito") y en el orificio, cuidando mucho la madera ya tratada, se aplicó resina epóxica transparente para fijarlos. No se pegó el chapetón a la madera, por supuesto, porque dañaría la misma.
 

 



Las fotos del antes y el después describen lo que me refiero como "restitución de dignidad" de las piezas. Próximamente...