El inagotable romance con la restauración y la despedida de un proyecto
Me voy a desviar un poco, si voy a hablar de la restauración, pero esta es la "entrada del desahogo".
Cuánto tiene/debe de aguantar alguien por su trabajo? Yo estoy enamorada de lo que hago. Puedo tener los problemas que sean, estar teniendo el peor día, estar cansada, con hambre, haber trabajado 14 horas en andamio con sol de frente de día y un frío de la chingada en la noche, corazón roto y cólicos, horas extras sin paga, no importa, volteo a ver lo que estoy interviniendo y digo "vale la pena todo esto". De verdad vale la pena. Pero deja de compensar todo eso cuando, en lugar de dejarme trabajar, me ponen trabas todo el día, me tratan como un cero a la izquierda, no me toman en cuenta, prácticamente me escupen en la cara, no respetan a mi gente ni a mí, no respetan mi trabajo y creen que tengo que aguantar humillaciones y malos tratos. Me he ganado con mucho esfuerzo el lugar que tengo hoy.
Trabajar en obra es algo que adoro, al principio lo veía como Play Movil...muchas personitas moviéndose por todos lados, cemento, cascos, "mais", andamios y todo un mundo de hombres. No me costó trabajo adaptarme al trabajo así. Lo que me costó mucho trabajo (y es difícil mantener) es ganarme el respeto mis "coworkers", de los "mais" y los albañiles, que no me vieran sólo como una de las pocas mujeres en obra (o la única, como es el caso ahorita), sino que vieran la calidad de mi trabajo y dijeran "si lo hace bien". Mis amigas no entienden cómo prefiero trabajar con arnés, casco, a 20mts de altura, subiendo y bajando andamios, con polvo, vestida como niño, las manos destrozadas y muchas veces ignorada, a estar en una oficina limpia, con tacones y vestido. El trabajo en obra lo compensa, mi trabajo como restauradora lo compensa.
Trabajando en constructoras he podido ver la transformación y rescate de inmuebles completos, no sólo un cuadro o una escultura, sino de toda un área. He podido ver cómo las paredes recuperan fuerza, he aprendido a usar herramienta pesada, he visto cómo se intervienen y rescatan vigas de cien años de antigüedad o más, cómo se póne el cuarterón, cómo se impermeabiliza con alumbre y jabón, cómo trabajar en alturas, qué implica estar en obra, conocer a los trabajadores, cómo se construye una cisterna y todo eso pudiendo restaurar los bienes muebles dentro de toda esa área. He podido recibir un sueldo haciendo lo que amo y aprendiendo mucho, ser parte de proyectos que han sido cubiertos a nivel nacional, que son partimonio de la UNESCO, he podido ver que mi trabajo como restauradora que ejecuta y supervisa intervenciones importantes y difíciles ha sido reconocido, descubrí pintura del S.XVI debajo de un óleo del XVIII...en fin...
Cada uno de los proyectos que he ejecutado y supervisado los he entregado con una calidad impecable, manejando altísimos estándares de calidad, a tiempo (manejando tiempos siempre justos pero algargando jornadas de trabajo para poder respetar cada una de las acciones y los tiempos que la obra requiere, merece y necesita). Y me siento muy orgullosa de eso. Trabajar así me ha hecho crecer mucho como persona y como restauradora, de maneras que me cuesta trabajo explicar por escrito.
Me parece terrible que me orillen a dejar un proyecto incompleto. Todos los días es pensar "un día más por el trabajo que amo, porque los resanes queden bien, por esos portones, por el inmueble, porque todavía no queda como quiero, por la gente que es parte de mi equipo de restauración...porque vale la pena"
Hoy, cuando veo que se lograron las pruebas de color, que los resanes en la cantera quedan perfectamente texturizados, que los portones están fuertes, que la gente de la Biblioteca "chulea" nuestro trabajo, que las argamasas recobran su lectura estética, me siento orgullosa de lo que hago. Pero ya no lo compensa. Y es muy difícil aguantar así, con todo en contra y poco a favor. Estar en un lugar donde sólo hay obstáculos y poca cooperación no ayuda en nada, donde la gente juzga sin conocerte, donde tu trabajo "opaca" el mal trabajo de los demás es desgastante.
De todas formas, esté donde esté, va a haber una oportunidad para que yo siga restaurando y rescatando obras de arte que lo necesitan. Y pues a otro lugar iré. Yo siempre voy a ser restauradora y siempre voy a estar enamorada de mi trabajo, siempre voy a tener un inagotable romance con la restauración.