Ya llevo haciendo calas estratigráficas desde el lunes...esperando encontrar algo importante...
Hoy trabajé en la cocina haciendo calas también, sigo sin creer que pueda estar trabajando en un lugar tan impresionante. Mi trabajo me tiene sorpresas lindas todos los días.
miércoles, 9 de junio de 2010
lunes, 7 de junio de 2010
Santa Rosa
Y ahora me toca restaurar Santa Rosa. No sólo es un proyecto enorme y de gran importancia, sino el mayo reto profesional al que me he enfrentado hasta ahorita. De las peculiaridades que tiene este lugar: fue convento, luego hospital psiquiátrico, luego vecindad, cuartel militar y museo. El Ex Convento es enorme, con espacios que parecen laberintos, entre muros originales y modificaciones que ha sufrido con el tiempo, nos encontramos con la cocina de talavera (de la cual estoy locamente enamorada), pintura mural (que me cautivaron en el momento en las que las vi por primera vez), fuentes, historias y leyendas.
Voy a trabajar nuevamente con el equipo de Zacatlán y Alfeñique, lo cual me encanta. Suelo decir que somos en The Hangover cuando caminan por el pasillo los cuatro juntos rumbo al casino: yo soy el gordito weird, obvio y tenemos al galán que es mi socia, al que se va a casar, que es el arquitecto y al maestro de obra, el muy apreciado Mtro. Luis (quien llega con una sonrisa de oreja a oreja todos los días y con toda la razón, estar en este proyecto es un lujo). Además de el equipo de restauración de madera y algunos de los trabajadores.
Así que nos enfrentamos a una restauración integral de un inmueble de más de cuatro mil metros de construcción con el objetivo de rescatar el patrimonio, regresarle la dignidad al inmueble, intervenir la cocina, restaurar las fuentes, las argamasas, la pintura mural y los azulejos, esperando que en una de esas no se nos aparezca Sor Águida que ronda por en lugar.
Por lo pronto vamos a empezar a hacer calas en lugares donde creemos que podemos encontar pintura (dios mediante jajaja como dicen, espero encontrar algo importante).
Conforme vayamos avanzando les sigo escribiendo...por lo pronto los dejo con fotos de mi cocina
domingo, 6 de junio de 2010
Museo Casa de Alfeñique (marzo-mayo 2010)
La restauración de las argamasas del Museo Casa de Alfeñique
Restaurar las argamasas del Museo Casa de Alfeñique fue todo un reto profesional y personalmente es de lo más impresionante a lo que me he enfrentado. Cada vez que empiezo un proyecto y veo detalladamente el estado de conservación de la obra (que por lo general es bastante malo) me sorprendo de cómo pudieron haber sobrevivido a siglos de estar expuestas y estar hoy en día "en pie". Hay un link emocional, a parte del profesional, que me une con lo que restauro, sea una escultura, un azulejo, una fuente, un lienzo, una argamasa o un inmueble completo y es triste ver sobre todo el deterioro provocado por la gente. Por ejemplo en Zacatlán, en la pintura mural encontramos golpes, marcas de plumón y navajas, chicles, cosas pegadas, etc. En México no hay una cultura de respeto por el patrimonio.
Las argamasas se encontraban muy deterioradas, algunas se detenían únicamente por el cascarón de pintura (encontramos hasta 10 capas de pintura vinílica en algunas zonas) y otras presentaban desprendimiento parcial o total.
Lo interesante del trabajo que se realizó hace tanto tiempo es el detalle. Las argamasas son casi todas diferentes. Encontré dos que son dos pajaritos, el plumaje parece una pancita y tienen unos ojitos muy tiernos semi escondidos debajo de tantas capas de pintura. También encontramos un leoncito precioso, con uñitas y colmillitos; también teníamos el anagrama de Jesús, María, Ana, José y Joaquín. El de María tenía también las leyenda EVA y una corona. En sí el conjunto de argamasas contrastando con el barro y azulejos de la fachada era un espectáculo que tuve la oportunidad de ver dos meses. Viví prácticamente, en un andamio a 15m de altura durante el mismo periodo de tiempo. Tuve la oportunidad de trabajar con gente muy linda con la cual me divertí mucho (gracias María Pía, Mtro Luis, Gela, Beto, Ángel, Edgar, Pío, Luis, Alejandro, Dionisio (el caver), Iván, Paco, Confi, José Luis...)
Ahí les van los antecedentes históricos del lugar y unas cuantas fotos.
Antecedentes históricos
Esta casa, hoy Museo Casa de Alfeñique, perteneció a la familia Morales desde 1790 hasta 1874. Fue construida por Antonio Santamaría de Incháurriegui, Maestro Mayor de Arquitectura y Agrimensor titulado y recibido en la Real Academia de San Carlos, por encargo del Maestro herrero Juan Ignacio Morales, abuelo del célebre pintor Francisco Morales. Se le da el nombre de Casa del Alfeñique debido a su abundante y delicada ornamentación de mezcla blanca que recuerda a los dulces de azúcar, llamados alfeñiques que eran famosos en Puebla.
Cuando don Ignacio Morales murió el 22 de agosto de 1793 dejó a sus hijos bienes raíces valuados en más de $70,000; entre ellas la Casa del Alfeñique que heredó a su hija Juana Rosa. En 1832 pasó a manos del hijo menor, José Antonio Morales, el padre del pintor y del cual la heredaron en 1868, sus dos hijas Dolores y Josefa, así como Gertrudis Morales y albacea de la tercera hermana Matilde Morales, quienes la vendieron en 1874. El pintor vivió en la casa mientras era propiedad de su padre y sus hermanas. En 1896 Alejandro Ruiz Olavarrieta, fundador y patrono del Monte de Piedad Vidal Ruiz cedió a la Beneficencia Pública.
En 1926 fue restaurada y se abrió como museo regional durante el periodo de gobierno del C. Claudio N. Tirado convirtiéndose, así en el primer museo de la ciudad de Puebla.
Este Museo cuenta con una colección conformada aproximadamente por mil quinientas piezas que se exhiben en 16 salas entre las que destacan: códices, planos y fotografías de gran valor para el estudio de la región poblana, además de pinturas al óleo sobre la batalla del 5 de mayo. Entre ellos destacan el lienzo y el códice de Quauhquechollan (siglo XVI), los óleos Beato Sebastián de Aparicio, de Félix N. (siglo XVII) y La fiesta, de Rafael Rodríguez (siglo XIX), entre muchos otros. Se alberga, también, una valiosa colección de trajes antiguos que muestran la historia y la costumbre de aquellos tiempos, entre los que sobresale un traje de china poblana del siglo XIX, que tuvo su origen en la vestimenta de las mujeres que servían a las casas acomodadas y que consistía en blusa blanca de manta, rebozo, chinelas y listones multicolores trenzados en el cabello; así como una gran variedad de muebles de diferentes estilos, pintura de arte sacro y dos carruajes que fueron utilizados por el gabinete presidencial de Porfirio Díaz.
Esta casa cuanta con dos fachadas con una remarcable distribución de puertas y balcones rodeados de molduras. En el interior se encuentran los adornos con atauriques de argamasa, dando un aspecto delicado y resaltando la belleza del inmueble.
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